El caos de un orden que nadie entiende, el reto de una tormenta de cemento, el esfuerzo de una competición al otro lado de la línea, la sonrisa perfilada de cansancio por un reto que apasiona... Seguir!!!
Quemar los miedos con el primer mechero que se esconde en el bolsillo trasero del pantalón, encender las ilusiones en el silencio de una noche con significado propio, diferenciar el blanco y negro con el humo de un deseo que se cumple cada día en lo alto de cualquier escenario. Un mensaje, una foto, una historia...
Proyectos a medias, ilusiones enteras, sudor compartido, escenarios con significados auténticos, pensamientos silenciosos, miradas entendibles, recursos abiertos, sueños por perfilar y la aventura de descubrir cómo amanecerá mañana siempre con la seguridad de una mano tras la espalda...
Caminar con las zapatillas desatadas, pensar con la camisa por fuera, imaginar con el horizonte como frontera, saltar con un café entre las manos, sobrevolar las escenas más reales con la inocencia de un paréntesis cargado de ideas, girar entre las curvas y pararse a respirar a 2.000 metros de altitud.
Sin saber qué decir, con el aliento contenido, con la mente despejada, con los miedos en un segundo plano, con el reto de seguir, con la ilusión de creer, con la sensación de compartir, con un mundo que vuelve a girar, con el imán del apoyo, con todo.
Volver a respirar con la mente entre dos tierras. Retomar los latidos que cada mañana sonaban desacompasados en la madrugada de un despertador que no dejaba de marcar el paso. Improvisar hilos de marionetas y dejar que las sensaciones vuelvan a impulsar los jirones de decenas de retales… Crecer