domingo, 30 de noviembre de 2008

El primer invierno


Amanece y hiela entre los restos del sueño de una mezcla pasada o quizá la de mañana… el calor de un escudo de algodón dos tallas más grande se evapora al despertar y desvela con la suerte la escarcha de un secreto congelado.

Tras los cristales



Una mesa se llena de minutos mientras la risa más noble, esa que aguarda el mejor instante, se escapa por las grietas del cristal para desdibujarse entre el gélido vendaval del primer invierno Recuerdos, promesas y aventuras, una red que tejen fuerte los restos del mejor brindis, ese que no se hizo salvo con una mirada…

martes, 25 de noviembre de 2008

Toma 1/ escena 1


La sonrisa más sincera se esboza al saber que cada paso que das es nuevo, único e irrepetible; porque nada volverá a estar en su sitio por muchas veces que quieras recrear una escena. El segundero te empuja y retiene, la adrenalina de volver a mirar, a soñar, a cuidar, a proteger. Las cámaras lentas se esfumaron tras la claqueta que dio comienzo a la mejor película; la de la banda sonora que incrementa su sentido en la ducha, cuando el agua camufla su verdadera voz; la de los protagonistas revelación; la de los extras que se involucran en mayor o menor medida, según su habilidad para sortear las barreras o quizá del riesgo de mostrarles la tramoya… En fin, una cinta que no deja de girar y girar, como una espiral que se desenvuelve dentro de aquel carrusel abandonado, ése que nunca olvidó su papel. El guión mejor escrito sigue en blanco.

domingo, 23 de noviembre de 2008

50% de cualquier cosa


La mitad de algo no tiene por qué ser exactamente idéntica a su reflejo real. Las diferencias más sutiles se hallan ensombrecidas por la cotidianidad del día a día, por las prisas que rodean la mitad del tiempo que nos empeñamos en coleccionar. No pensar no significa vivir en un tablón en blanco en el que todos los días hay que escribir una línea para no quedarse atrás; indica simplemente que es básico aprender que, aunque no tengas nada, quizá con la mitad sea suficiente.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Gracias por todo


Frases encerradas en una mochila olvidada a propósito detrás de la puerta, experiencias que llenan recovecos de un petate para decir de mil maneras todo lo que desaparece en cualquier ciudad sin nombre. Navegar sin rumbo durante una hora o un minuto, ¡qué más da! El reto consiste en traspasar la corteza aparente de la realidad, enamorarse de un sentimiento para que las nubes se evaporen mientras el horizonte protege tu inocencia.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Un sábado cualquiera


Cuando el ritmo lo marcan los pasos que suenan a tu lado, cuando las ganas de avanzar te impiden pensar en nada más allá de ese sentimiento de respirar aire en una mañana de otoño, cuando el despertador se abre al día en horas tempranas, es en ese momento cuando sabes que ser feliz es sencillamente genial... ¿Una carrera?

jueves, 13 de noviembre de 2008

¡A por ello!


Arriesgar y con ganas de darle un toque personal a las historias que surcan tu mente una vez cada dos noches, las que parecen descabelladas a la luz del día pero que se enmarcan en un contexto de aventura entre líneas, con la pluma en la mano. Las ventajas de crear tu propia historia desdibujan los contornos de rigidez de unas pautas más o menos moldeables. Ideas archivadas en la superficie de la piel que renacen con fuerza en una batalla agresiva que se libra en los confines de la ciudad.

viernes, 7 de noviembre de 2008

24 horas y alguna más...


Merece la pena una escapada cuando sabes que el tiempo corre en tu contra. La tensión se palpa cada segundo mientras el sol se oculta con avidez tras un risco elevado. El deseo de fugarte, la inquietud de quedarte encerrado, la picaresca de provocar una sonrisa y el cosquilleo de pensar en una sorpresa se esfuman cuando las sombras despiertan de su letargo. Escenas recostadas y el placer de dormir con la radio encendida...

martes, 4 de noviembre de 2008

Anochece en la ciudad



Detrás de un balcón mojado se esconde un juguete dormido en la pared. Los ronquidos camuflados por la rugosidad de unas sábanas recién lavadas sugieren calma. Otro día de 36 horas despierto al calor de una vela, escondido entre papeles de cemento y con los puños dentro de una sudadera dos tallas más grande, alejado del mundo, con la nariz fría y centrado en avanzar cuando la ciudad duerme. Y mientras, juegos urbanos en la oscuridad. El silencio se quiebra cada hora por el crujir de una madera solitaria, el viento roza la última ventana de un edificio de ocho alturas y la farola más alejada guiña un ojo para engañar al despiste entre las sombras... Tic, tac... Luces artificiales que se apagan. Toca dormir. ¡Por fin!

sábado, 1 de noviembre de 2008

Atentado


¿¿Dónde estás?? Giros de 360 grados que se vuelven incomprensibles. Décimas de segundo que se escapan de la realidad que te rodea, el caos de una carrera, el miedo a mirar y enfrentarte a tus temores, a ese ruido sordo que te paralizó. El tiempo dejó de funcionar más allá de las miradas de la gente, donde la mente se alejó de ti, se encogió y quiso retener la impotencia, el no querer llamarte por terror al silencio. Te vi, respiré. ¿Estás bien?