
Sin tirar la toalla de antemano, sin entender por qué cuesta tanto expresar aquellas sensaciones que bullen por dentro, sin comprender por qué es más sencillo hablar con la almohada y pensar entre sueños que se puede. Evitar imprimir en papel la manera de averiguar cómo acceder al rincón más frágil y con voz quebrada susurrar lo que no sale...
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