martes, 28 de octubre de 2008

Aún me acuerdo...


Caminos perpendiculares al día a día. Cuestas imposibles, baches débiles, sueños partidos por brechas de la carretera que se entrelazan con cientos de momentos para repetir, con gestos, con sinceridad, con protección. La fugacidad de una noche desvela mucho más que decenas de palabras con mayor o menor sentido, deja al descubierto la verdadera esencia de un brindis, denota una realidad paralela, sin máscaras matutinas, sin fachadas de hormigón. Simplemente cae el telón y las bambalinas quedan desnudas cuando el reloj ya no marca las horas. El secreto más profundo se queda dormido al amanecer, oculto entre los restos de una copa manchada de alcohol, entre el guiño de un pensamiento compartido y las semicorcheas de una canción con significado propio. Y al despertar, silencio.

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