sábado, 13 de diciembre de 2008

1.200 km!


La sensación del silencio a través de la lluvia corta un momento único y divide por la mitad los segundos de un sueño a medio pulmón. La soledad de la que se huye en ocasiones, se disfruta el doble cuando un guiño se adhiere al vaho de los cristales teñidos por el frío del exterior. Un pulso contrarreloj que termina a medianoche, cuando los días regresan a su rutina y el cansancio se apodera de los sueños que esperan bajo la almohada...

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